8 cosas que hacer en Japón en otoño

El otoño en Japón es una de esas estaciones que no se olvidan. Entre paisajes teñidos de rojo, festivales tradicionales y delicias de temporada, hay muchísimas formas de disfrutar del país en esta época del año. Si estás pensando en viajar entre octubre y noviembre, apunta estas ideas
1. Ver el momiji (el cambio de hojas)
Si hay algo que define el otoño en Japón es el momiji, el cambio de color de las hojas. Los arces se tiñen de rojo intenso, los ginkgos de amarillo dorado, y de repente, todo el paisaje parece salido de una película de animación. Es uno de los momentos más bonitos para visitar el país y una de las tradiciones estacionales más queridas por los japoneses.
Nuestros lugares favoritos para ver el momiji
- Eikando y Tofukuji (Kioto): Dos templos donde los arces parecen multiplicarse. La luz dorada del atardecer lo hace aún mejor.
- Lago Kawaguchi (cerca del monte Fuji): Si tienes suerte y está despejado, verás el Fuji enmarcado por hojas rojas.
- Parque Rikugien (Tokio): Este jardín japonés tradicional organiza iluminaciones nocturnas durante el pico del momiji.
- Templo Daigoji (Kioto): Menos conocido que otros, pero con reflejos otoñales sobre el estanque que parecen pintados.
Consejo Japonal: El momiji no es solo ver hojas bonitas: es vivir una estación que en Japón se saborea, se contempla y se celebra. Caminar sin prisa, llevar un bentō para comer al aire libre y dejar que el tiempo pase más despacio también forma parte de la experiencia.


2. Comer castañas, boniato y setas… sin parar
Japón vive el otoño también con el paladar. Es una de las estaciones con más sabor del año, y muchas cafeterías, restaurantes y supermercados lanzan ediciones limitadas de productos otoñales. Si te gusta comer, vas a querer viajar en esta época solo para probarlo todo.
Sabores de temporada
- Kuri (castañas): Puedes encontrarlas asadas en puestos callejeros, pero también en dulces como el mont blanc japonés o el kurigohan (arroz con castañas), típico en muchos hogares.
- Imo (boniato): El yaki imo (boniato asado) se vende en furgonetas que recorren las calles tocando una canción nostálgica. Lo sacan del horno envuelto en papel y sigue ardiendo. Es dulce, reconfortante y muy barato.
- Setas de temporada: Desde el shiitake al preciado matsutake, el otoño es época de sopas humeantes, platos de arroz con setas y guisos que saben a montaña. Si visitas zonas rurales, este ingrediente es protagonista en muchos menús caseros.


3. Pasear por jardines japoneses
El otoño transforma los jardines japoneses en cuadros vivos. No hace falta que hablen: el crujido de las hojas bajo los pies, el reflejo del rojo en el agua y la niebla suave de las primeras horas ya lo dicen todo.
Jardines a los que el otoño les sienta especialmente bien
- Rikugien (Tokio): Uno de los jardines más bonitos de la capital. Sus senderos curvados, colinas suaves y puentes de piedra crean escenas que parecen pensadas para contemplar el paso del tiempo.
- Kenrokuen (Kanazawa): Considerado uno de los tres grandes jardines de Japón, en otoño se vuelve especialmente tranquilo. Los pinos se preparan para el invierno con estructuras de cuerda (yukitsuri) que también forman parte del paisaje.
- Korakuen (Okayama): Otro de los clásicos, con vistas al castillo y muchos rincones donde sentarse a mirar sin hacer nada.
- Shukkeien (Hiroshima): Pequeño y recogido, pero con una belleza contenida que se multiplica en otoño.


4. Disfrutar de un festival de otoño
Aunque los fuegos artificiales suelen reservarse para el verano, el otoño japonés también tiene su propia agenda de festivales, y no son menos especiales. De hecho, muchos de ellos tienen un aire como si acompañaran el cambio de estación. Algunos celebran la cosecha, otros recrean historias del pasado, pero todos te conectan con el Japón más local.
Festivales que merecen el viaje
- Jidai Matsuri (Kioto, 22 de octubre) Un desfile de época donde más de 2.000 personas cruzan la ciudad caracterizadas como samuráis, cortesanos y emperadores. Es como ver pasar siglos de historia frente a ti.
- Kurama no Hi Matsuri (norte de Kioto, misma fecha) Un festival de fuego en una aldea de montaña, con antorchas gigantes y calles oscuras iluminadas solo por llamas. Intenso, ancestral y emocionante.
- Nagasaki Kunchi (principios de octubre) En Nagasaki, se celebra una mezcla de influencias japonesas, chinas y portuguesas. Destacan los bailes tradicionales y los espectaculares escenarios móviles que desfilan por la ciudad.

5. Relajarte en un onsen con vistas a la montaña
Pocas cosas hay tan placenteras como un baño caliente al aire libre en pleno otoño japonés. El aire fresco, el vapor flotando suavemente sobre el agua y, de fondo, montañas cubiertas de hojas rojas y doradas. Es la forma más bonita y sencilla de dejar que el cuerpo y la mente bajen revoluciones.
Qué es un rotenburo y por qué hay que probarlo
Un rotenburo es un onsen al aire libre, normalmente rodeado de naturaleza. En otoño, estos baños se transforman. Algunos ryokan (alojamientos tradicionales) tienen rotenburo privados en la habitación. Otros, compartidos, ofrecen vistas impresionantes. Y en ambos casos, hay algo muy especial en sumergirse sin hablar, simplemente mirando el paisaje.
Nuestros favoritos para esta época
- Hakone: Fácilmente accesible desde Tokio, con vistas al monte Fuji si el día está despejado.
- Kinosaki Onsen: Un pueblo encantador donde puedes ir de baño en baño con yukata y geta (las sandalias de madera).
- Nyuto Onsen (Akita): Más alejado y menos turístico, ideal si buscas una experiencia rústica y rodeada de bosque.


6. Probar dulces otoñales en una cafetería tranquila
Muchas lanzan menús especiales por temporada, donde el boniato, la castaña y el kaki son los protagonistas. Hacer una parada con olor a té y a pastel recién horneado es lo que te merece después de un paseo.
Dulces que solo verás en esta época
- Mont blanc de castaña: Un clásico en Japón. Cremoso, suave y no tan empalagoso como parece.
- Parfaits de boniato: Capas de helado, nata, bizcocho y puré de satsumaimo. Una locura buena.
- Mochi de kaki o castaña: Pequeños y delicados, pero llenos de sabor.
- Tartaletas de manzana especiada o calabaza: Un guiño más occidental, pero también muy presentes.
8. Hacer una ruta de senderismo
El otoño en Japón es perfecto para caminar. No hace calor, los paisajes están en su mejor momento y muchos caminos atraviesan bosques teñidos de rojo, naranja y dorado. No hace falta ser un experto en montaña: hay rutas para todos los niveles.
Caminar en otoño es otra historia
-
Bosque de cedros de Yakushima (nivel más avanzado)
Si tienes tiempo y ganas de aventura, este es otro nivel. Naturaleza salvaje, musgo por todas partes y árboles milenarios. Aun así, conviene prepararse bien. -
Monte Misen (Miyajima)
Subir entre árboles rojos hasta llegar al mirador y ver el mar de Seto es una de esas experiencias que se quedan grabadas. Puedes bajar en teleférico si prefieres. -
Monte Takao (Tokio)
A solo una hora del centro de la ciudad. Tiene varios caminos y hasta un pequeño templo en la cima. En otoño es muy popular por el momiji y por las vistas del monte Fuji si el día está claro. - Nakasendo (Magome–Tsumago)
Un tramo recuperado de la antigua ruta que unía Kioto y Tokio. Bosques, casas de madera y una atmósfera que parece de otra época. Fácil, bonito y muy bien señalizado.


Viaja como un experto
Viajar en otoño por Japón es una experiencia que se disfruta más cuando sabes qué esperar, pero también cuando dejas espacio a la sorpresa. Si quieres que tu viaje tenga el equilibrio justo entre planificación y libertad, en Japonal te ayudamos a diseñarlo a tu manera: con momentos que encajan contigo, sin prisas y con recomendaciones pensadas para que vivas lo mejor de cada estación.