Geishas, el mundo de la flor y el sauce

21.03.2024

Las geishas, con su presencia enigmática y sus habilidades artísticas, han fascinado y desconcertado a propios y extraños por igual. Pero, ¿qué secretos se ocultan detrás de sus sonrisas y sus elaborados kimonos? Mucho se habla sobre uno de los más prominentes iconos de la cultura japonesa, una figura rodeada de mitos, malentendidos y una rica paleta de grises que se mantiene tras un mundo opaco y en declive. Sigue leyendo para entender un poco mejor este misterioso mundo.


Índice de contenidos

1. ¿Qué son las geishas?

2. Diferencias entre geisha, maiko y geiko

3. ¿Qué se necesita para ser una geisha?

4. La apariencia de una geisha

5. Historia y evolución de las geishas

6. Cómo es la vida de una geisha

7. Mitos y realidades sobre las geishas


¿Qué son las geishas?

Las geishas pueden ser consideradas como guardianas de las artes tradicionales japonesas, dedicadas a la práctica y preservación de actividades como la danza, la música, y la ceremonia del té. Sus habilidades también incluyen retórica, poesía y una sólida base de cultura general que les permite llevar a cabo con soltura cualquier conversación. Su papel consiste principalmente en el entretenimiento de sus clientes, ya sea de forma privada o en eventos culturales o en las casas de té en las que suelen trabajar.

Diferencias entre geisha, maiko y geiko

Aunque a menudo se agrupan bajo el término general de "geisha", cada uno de estos roles tiene características, responsabilidades y etapas de formación distintivas.

Geisha, la personificación de las artes

Geisha por la calle
Geisha por la calle

Imagen: Maxime Guilbot (CC BY 2.0 DEED)

La palabra "geisha" puede traducirse como "persona de las artes" y tal como hemos venido explicando hasta ahora, se refiere a mujeres altamente capacitadas en las artes tradicionales japonesas, como la danza, la música, la conversación y la ceremonia del té. Las geishas son conocidas por su habilidad para entretener y engalanar reuniones y eventos con su presencia y actuaciones.

Su vestimenta es más sobria y refinada en comparación con la de una maiko, con kimonos de colores menos llamativos y peinados más sencillos, que reflejan su madurez y estatus. Al fin y al cabo, su valor como geisha radica principalmente en el refinamiento de sus habilidades y no en su aspecto.

Maiko, las llamativas aprendices

Dos maikos en el barrio de Gion (Kioto)
Dos maikos en el barrio de Gion (Kioto)

Imagen: rc! (CC BY-NC-ND 2.0 DEED)

"Maiko" significa "niña o joven bailarina" y tal como hemos explicado anteriormente, es el término utilizado para las aprendices de geisha. Las maikos son jóvenes, generalmente entre los 15 y 20 años, que están en la etapa de formación para convertirse en geishas.

Las maikos son fáciles de identificar por su vestimenta y maquillaje distintivos. Llevan kimonos brillantes y coloridos, obis (cinturones) con elaborados lazos, y su maquillaje incluye caras pintadas de blanco con labios rojos y detalles en negro alrededor de los ojos y las cejas. Sus peinados complejos, adornados con kanzashi (adornos para el cabello), son otro de sus rasgos característicos. Su elaborado estilo sirve para compensar de manera estética sus carencias profesionales ya que aún se encuentran en periodo formativo.

Geiko, las geishas de Kioto

La geiko Miehina, una de las más famosas de todo Japón
La geiko Miehina, una de las más famosas de todo Japón

Imagen: Sheila Sund (CC BY-NC 2.0 DEED)

El término "geiko" es específico de Kioto y simplemente es el que se usa para referirse a las geishas de esta región, particularmente las del barrio de Gion. Las geiko son vistas como la encarnación de la refinada cultura de entretenimiento de Kioto y tienen un estatus similar al de las geishas en otras partes de Japón.

Por lo tanto, la distinción entre geisha y geiko radica principalmente en la terminología regional y algunas diferencias menores en las normas y prácticas de entrenamiento, además del acento regional. Si una aprendiz en Kioto viene de otra región, parte de su formación también pasará por dominar a la perfección el dialecto local.

Aquí os dejamos un breve vídeo de la propia geiko Miehina, una de las geikos más aclamadas en Japón por su habilidad en la danza y la música, explicando de forma cómica que no una geisha.

¿Qué se necesita para ser una geisha japonesa?

Convertirse en geisha es un camino marcado por la dedicación y el aprendizaje riguroso de las artes tradicionales. Este viaje comienza en la juventud, a través de un proceso de formación intensiva donde las aprendices, conocidas como maiko, se sumergen en el complejo mundo del entretenimiento y la etiqueta japonesa. Antiguamente, el entrenamiento solía iniciarse en torno a los 12 años, pero actualmente las jóvenes aprendices empiezan como mínimo a partir de los 15 o 16 años, después de finalizar la secundaria obligatoria. Fuera de esto, no se requiere nada en especial más allá de la voluntad de hacerlo.

La formación de las geishas: transformación en arte viviente

La formación de una geisha es un proceso arduo para alcanzar la maestría en diversas disciplinas artísticas. Todo empieza cuando una joven interesada busca una okiya (casas de té y alojamientos donde viven las maikos y las geisha, a cargo de una okaasan o "madre") que esté dispuesta a aceptarla como aprendiz.

Estos lugares proporcionan el alojamiento y el mantenimiento de las aprendices, las cuales a continuación pasarán en torno a 6 meses o 1 año bajo el más estricto entrenamiento. También cubren los elevados costes de la sofisticada indumentaria y de los accesorios que llevará a partir de ese momento, lo cual se considera como una inversión.

A partir de los 6 meses, las maiko pueden empezar a compaginar su formación con la participación profesional en eventos, tocando instrumentos o asistiendo a otras geishas.

La ceremonia del erikae: el debut de la geisha

El erikae, o 'cambio de cuello', marca el punto culminante en la transformación de una maiko a geisha. Consiste en el cambio del cuello interior del kimono, que en las maiko es de color rojo y blanco, mientras que en las geisha es completamente blanco. El tipo de kimono, peluca y accesorios también cambian a partir de ese momento.

Esto suele suceder una vez llegan a los 20 años (la mayoría de edad en Japón antes de ser legalmente cambiada a los 18 en 2022) pero también puede ser posteriormente en función de cada caso. Esta ceremonia simboliza un cambio de estatus, con el cual se reconoce su habilidad y compromiso con las artes que representa.

El mizuage, la antigua ceremonia para convertirse en geisha

El mizuage fue una práctica que históricamente también estaba asociada con la transición de una maiko, y era parte de los rituales de madurez y cambio de estatus dentro de la comunidad. Consistía en que un danna o patrocinador pagara por el derecho de tener la primera relación sexual con la maiko. En ocasiones, si una maiko era muy popular, más de un patrocinador pujaba por este privilegio, disparando el precio y con ello el prestigio (y estatus financiero) de la maiko y por extensión, la de su okiya.

La percepción y la práctica del mizuage han evolucionado significativamente con el tiempo. En el Japón contemporáneo, se supone que esta práctica ya no es legal y las diferentes asociaciones y comunidades de geishas procuran alejarse de esta imagen. Sin embargo, la opacidad de este mundo, voces críticas desde dentro y algunos escándalos a través de los años levantan dudas razonables sobre hasta qué punto dicha práctica realmente ha desaparecido por completo.

El hiki-iwai: el adiós a la vida como geisha

El hiki-iwai es el retiro formal de la profesión y el inicio de una nueva etapa en la vida de una geisha. Generalmente, una geisha es libre de retirarse una vez se considera saldada la deuda de la cuantiosa cantidad que la okiya ha invertido en ella durante su época formativa. Esta ceremonia es tanto un adiós como una celebración de los años dedicados al oficio. El nombre hace referencia a los pequeños obsequios que la geisha entrega a sus fieles clientes, su okiya y compañeras de oficio como muestra de gratitud.

Es una ocasión para recordar y celebrar las contribuciones que la geisha ha hecho a la preservación y promoción de las artes tradicionales japonesas. Durante el evento, se comparten anécdotas, se realizan actuaciones y se brindan expresiones de agradecimiento y aprecio hacia la geisha que se retira. Ella ya no lleva la elaborada vestimenta y maquillaje que hasta ese momento la caracterizaba sino un kimono sencillo y maquillaje normal.

A partir de entonces, está la posibilidad de vivir con normalidad fuera de ese mundo, pero algunas optan por seguir bajo nuevos roles. De esta forma, permanecen vinculadas a su comunidad, convirtiéndose en mentoras o maestras para las nuevas generaciones de maikos y geishas. Otras deciden explorar completamente nuevos caminos fuera del hanamachi, llevando consigo las habilidades, la gracia y la sabiduría cultivadas durante sus años de práctica y que a partir de ese momento pueden aplicar en lugares como talleres de artesanía, ikebana, etc.

La apariencia de una geisha

La apariencia de una geisha no deja nada al azar. Todos los elementos de su vestimenta están cargados de simbolismo en una obra cuidadosamente curada para encarnar la belleza y la gracia de las artes tradicionales.

El kimono, el obi y los zapatos

El kimono de una geisha es una pieza central en su vestuario, no solo por su estética, sino por lo que representa. Estos kimonos son auténticas obras de arte, con patrones y colores que van de acuerdo a la ocasión o la estación.

El obi, el cinturón ancho que se ata alrededor del kimono, es igualmente significativo. Es una pieza compleja que requiere habilidad para atar correctamente. Aparte de su función práctica, la forma en que se ata el obi puede variar, así como los accesorios y cada estilo tiene su propio significado y ocasión.

En cuanto al calzado, las geishas suelen llevar geta o zori, que son sandalias de madera tradicionales japonesas. Los sonidos que producen estas sandalias al caminar son característicos y forman parte de la presencia distintiva de una geisha.

El maquillaje de las geishas

La característica base blanca, conocida como oshiroi, crea un contraste dramático con los vibrantes colores utilizados en los labios y los ojos, y sirve como un símbolo de belleza y refinamiento dentro de la cultura japonesa.

Los labios son particularmente interesantes. No se pintan completamente, sino que se dibuja un contorno más pequeño. En el caso particular de las maiko, solo se pinta el labio inferior mientras que las geisha sí que pintan la boca completamente.

En cuanto a los ojos, el uso de un delineador negro y sombras rojizas busca acentuar la mirada, añadiendo profundidad y expresividad. Es un balance cuidadoso entre lo sutil y lo llamativo.

Respecto al ohaguro, o el teñido de dientes de negro, era una práctica común desde la edad media entre las mujeres de clase alta para (y algunos hombres también) para señalar el paso a la madurez o el estatus de casada. Sin embargo esta práctica cayó en desuso a finales del siglo XIX a medida que el país se empezó a abrir hacia el exterior.

Los peinados tradicionales y los kanzashi

Los peinados de las geishas y maikos son una parte esencial de su apariencia, diseñados no solo para la estética, sino también para indicar su estatus y progresión dentro de su comunidad. Estos estilos requieren habilidad y dedicación para ser creados, y las pelucas especiales de las geisha son una parte delicada y preciosa de su indumentaria.

Los kanzashi, adornos para el cabello, juegan un papel crucial en estos peinados. Originalmente populares durante el período Edo, los kanzashi varían desde simples horquillas hasta complejas piezas artísticas que representan elementos naturales o simbolismos estacionales. Los materiales van desde madera laqueada y oro hasta seda y, en tiempos más modernos, plástico.

Para las maikos (aprendices de geisha), los kanzashi son especialmente importantes y elaborados, reflejando no solo la estación del año sino también las etapas de su aprendizaje. A medida que avanzan hacia convertirse en geishas completas, la cantidad y la complejidad de los kanzashi disminuyen, simbolizando su maduración dentro de la profesión.

Otros accesorios: sombrillas y abanicos

Cuando se trata de accesorios, las geishas saben cómo dar el toque final a su look con estilo y funcionalidad. Dos de los más característicos son las sombrillas y los abanicos, que van más allá de simples objetos de utilidad.

Las sombrillas, delicadas y artísticamente diseñadas, no solo protegen a las geishas de los elementos, sino que también añaden una capa de misterio y elegancia a su presencia. Son muchas las imágenes icónicas de geishas caminando con sus sombrillas por calles de barrios tradicionales. Estas sombrillas pueden variar en diseño, desde las tradicionalmente minimalistas hasta otras decoradas con intrincados patrones que reflejan la estación o eventos específicos.

Por otro lado, los abanicos son un accesorio muy versátil. En las manos de una geisha, un abanico no solo sirve para refrescarse sino que también es una extensión de su arte. Durante sus actuaciones, un abanico se transforma en un instrumento expresivo, utilizado para acentuar movimientos de danza o para añadir un toque dramático a un relato. Los diseños de estos abanicos, al igual que las sombrillas, pueden ser sutiles o extravagantes, pero siempre están elegidos con un propósito y deben armonizar con el atuendo general.

Historia y evolución de las geishas

Para entender la historia de las geishas, es necesario comprender el componente de fantasía y romance que supone su razón de ser. Por ello, es complicado separar realidad y ficción cuando se trata de hablar de un fenómeno estrechamente vinculado con el arte y la sociedad de la época. Desde sus orígenes hasta la actualidad, las geishas han sido tanto malinterpretadas como veneradas, ocupando un lugar bastante singular en la cultura japonesa.

Orígen y evolución de un mito

Como hemos señalado, la geisha viene a ser "persona de las artes", ya que es precisamente en el arte donde radica la esencia de su existencia. Contrario a algunas creencias populares, las geishas no son sinónimo de prostitutas, aunque ello no quiere decir que el sexo no pueda formar parte de sus servicios "extraoficiales". Su oficio, arraigado en la tradición, se centra en la música, la danza, la conversación y la ceremonia del té, destinadas al entretenimiento de sus clientes.

Desde el siglo XII, Japón ha conocido a mujeres que, aunque no se llamaban geishas, vivían del espectáculo y el entretenimiento. Sin embargo, fue durante el período Edo (1603-1868) cuando las geishas como las conocemos hoy empezaron a tomar forma. Inicialmente, este oficio era ejercido por hombres, pero con el tiempo las mujeres se hicieron con el papel, aportando elegancia y sofisticación al entretenimiento en los exclusivos distritos de placer como Yoshiwara en Edo (Tokio), Shimabara en Kioto y Shinmachi en Osaka.

El mundo flotante

Los barrios de placer, o "mundo flotante" (ukiyo), se convirtieron en centros de cultura y entretenimiento donde los rigores de la vida social y las castas se desvanecían ante la belleza y el arte. En aquel entonces, las cortesanas (oiran), eran las estrellas de este mundo, ofreciendo romance y pasión, mientras que las geishas en teoría solo se especializaban en las artes, la conversación y la ceremonia.

Sin embargo, las oiran solo estaban al alcance de nobles o samuráis y ningún mercader podía acceder a ellas por mucho dinero que tuviera. El declive de estas legendarias cortesanas entonces, va en paralelo con la desaparición de la casta samurái, y fueron las geishas las que tomaron el relevo.

Las geishas en la posguerra y el Japón moderno

Tras el auge de las geishas al final del periodo Edo, no pocos han sido los desafíos que la profesión ha enfrentado hasta la actualidad. Los cambios sociales con la modernización del país y la caída de su reputación tras la Segunda Guerra Mundial se han traducido en un número cada vez menor de personas dispuestas a dedicarse a este mundo. Sin embargo, las geishas continúan siendo un símbolo venerado de la cultura japonesa.

Pero a pesar de su estatus como icono cultural, sus números caen en picado. Cada vez son menos las jóvenes dispuestas a soportar una formación tan estricta y llevar un estilo de vida con tan pocas concesiones a su autonomía personal. De manera similar, también son menos los clientes dispuestos a pagar los elevados costes de contratar estas refinadas acompañantes.

Con todo, el turismo de alto nivel y el interés internacional en su mundo secreto han ofrecido nuevas oportunidades para que esta antigua profesión siga a flote en el siglo XXI, permitiendo a las geishas modernas equilibrar la tradición con los cambios de una sociedad en constante evolución.

Cómo es la vida de una geisha

La vida de una geisha es un constante equilibrio entre tradición y modernidad, un sendero que recorren desde su iniciación hasta dominar completamente el oficio. Esta existencia, envuelta en misterio y admiración, ha evolucionado significativamente desde sus orígenes hasta la actualidad.

Antiguas geishas

Históricamente, la vida de las geishas estaba profundamente enraizada en las casas de té y los distritos de entretenimiento de Japón. Las geishas antiguas eran conocidas no solo por su habilidad en las artes tradicionales japonesas, sino también por su ingenio y capacidad para mantener conversaciones estimulantes. La figura del "danna", un patrono que apoyaba financieramente a la geisha a cambio de su compañía exclusiva y, en ocasiones, favores románticos o sexuales, era común en este mundo. Este mecenazgo permitía a las geishas dedicarse por completo a su arte sin las preocupaciones económicas que podrían distraerlas de su perfeccionamiento.

Geishas en la actualidad

En la era contemporánea, la vida de una geisha ha mantenido su esencia artística y cultural, pero se ha adaptado a los cambios sociales y tecnológicos. Por ejemplo, las geishas de hoy en día siguen comprometidas con las tradiciones, pero su interacción con la sociedad y la forma en que gestionan su carrera han evolucionado.

Las geishas actuales utilizan medios digitales para gestionar citas y eventos, y aunque mantienen la exclusividad de sus servicios, son más accesibles a un público internacional interesado en la cultura japonesa. Una tendencia notable es el aumento de geishas "jimae" o independientes, que gestionan su propia carrera sin estar vinculadas a una okiya. Estas geishas modernas representan una mezcla de independencia y adherencia a las tradiciones que definen su papel en la sociedad japonesa actual.

Si tenéis un rato, os recomendamos esta entrevista que hizo la podcaster Judith Tiral a una geisha en Japón, donde, entre otras cosas, habla sobre la situación de las geishas en la actualidad:

Mitos y realidades sobre las geishas

En torno a las geishas se han tejido numerosos mitos y malentendidos, fruto muchas veces de la fascinación y el exotismo con que se las ha mirado desde Occidente. Desentrañar estos mitos es crucial para comprender la verdadera naturaleza de su arte y su rol en la sociedad japonesa.

Los pies de las geishas y los famosos pies de loto

Algunas creencias populares vinculan a las geishas con el atado de pies, conocido como "pies de loto". Pero esto es una práctica que perteneció exclusivamente a la cultura china y nunca formó parte de la tradición japonesa ni de la formación de las geishas. Las geishas, conocidas por su elegancia y gracia en el movimiento, nunca han adoptado esta dolorosa costumbre. Sus andares, medidos y estilizados, son el resultado de años de entrenamiento en las artes de la danza y el porte, no de modificaciones físicas.

Las geishas y su vinculación con la prostitución

La relación entre las geishas y la prostitución es un tema complejo y matizado, envuelto en siglos de historia, malentendidos y cambios sociales. Tradicionalmente, las geishas son artistas altamente capacitadas, dedicadas a las artes de la música, la danza y la conversación, no a la venta de servicios sexuales. Sin embargo, la línea entre la geisha y la figura de la cortesana (oiran) a menudo ha sido difusa en la percepción pública, tanto dentro como fuera de Japón.

El dominio en el que operaban geishas y cortesanas se conocía como Karyuukai, "el Mundo de la Flor y el Sauce", refiriéndose metafóricamente a las cortesanas como "Flores" y a las geishas como "Sauces". Aunque ambas eran entretenedoras especializadas, las geishas en teoría debían ejercer más como figuras artísticas, aunque en la práctica los límites entre un mundo y otro no quedasen igual de claros.

Un factor importante en estas confusiones, también tuvo que ver con que durante la ocupación de las tropas americanas durante la posguerra, muchas prostitutas ofrecían sus servicios a soldados americanos haciéndose pasar por geishas.

En 1956, la prostitución fue completamente ilegalizada en Japón, con lo cual se supone que las actividades de las geishas no pueden estar vinculadas con los servicios sexuales de ninguna forma. Pero la realidad es que en muchas ocasiones el trabajo sexual en diversos establecimientos de ocio pasa al ámbito clandestino o formando parte de las actividades personales de cada uno sin que oficialmente tengan nada que ver con el ámbito profesional.

En tiempos recientes, diversos testimonios han arrojado luz sobre prácticas problemáticas dentro de algunas okiyas, incluidos abusos y presiones de naturaleza sexual hacia las aprendices, incluyendo intentos de llevar a cabo el mizuage. Estos casos han abierto debates sobre los aspectos oscuros que aún pueden persistir en algunos rincones de esta antigua tradición.

Las geishas no pueden casarse

Esto es algo cierto pero con matices. Tradicionalmente, ser geisha implicaba una dedicación tal que no se contemplaba el espacio para una vida matrimonial convencional. Las geishas se deben a sus clientes durante la duración de su carrera. Por lo tanto, muchas optaban por retirarse en el momento en que decidían casarse, en ocasiones con alguno de sus más fieles clientes. En la actualidad, con la evolución de los roles sociales y la aparición de geishas "jimae" o independientes, esta línea entre la profesión y la vida personal se ha vuelto más flexible.

Los clientes de las geishas solo son hombres

Si bien históricamente la principal clientela de las geishas eran hombres, esta dinámica ha cambiado con el tiempo. Hoy en día, es común que las geishas entretengan a grupos mixtos y a mujeres en eventos, ceremonias del té y reuniones privadas. La apreciación del arte y la cultura que las geishas representan trasciende géneros, convirtiéndolas en embajadoras de la tradición japonesa para todo aquel interesado en experimentarla.


La realidad de las geishas es tan rica y compleja como la cultura que representan. Desmitificar estas figuras es esencial para apreciar su verdadero valor como guardianas de las artes tradicionales japonesas. Profundizar en este mundo y vivirlo de cerca es una de las experiencias más inolvidables de muchos viajeros. Como entusiastas de la cultura y las artes tradicionales, desde Japonal os invitamos a contactarnos para explorar juntos la belleza y la tradición que las geishas continúan ofreciendo en el Japón contemporáneo.